jueves, diciembre 16, 2004

Regale un libro … y también afecto (I)

Regalar por regalar es el verbo conjugado en estas fechas decembrinas, toda la gente se reúne por miles en algunos sitios de esta enorme Ciudad de México y todos forman una masa gigante que tiene un solo objetivo: comprar regalos muchas de las veces inútiles y que cuando llegue la hora de regalarlos siempre o la mayoría de las veces no resulta del entrero agrado del destinatario.
Visitar el Centro Histórico de la Ciudad de México es verdaderamente caótico. Ningún taxi quiere darte el servicio de llevarte a ese sitio ya que resulta que una vez que entras laberinto sin salida, sólo en Metro se llega. O si tienes auto debes armarte de paciencia ya que los estacionamientos públicos están abarrotados, es decir no hay lugar disponible para que puedas dejar a buen recaudo tu vehículo automotor.

Pero aparte de esta euforia decembrina, quisiera comentar algo que es muy importante, si quieres regalar y aún no has encontrado regalo ideal, yo te recomiendo que regales un libro.

¿Un libro? Vaya cuestionamiento, sí un libro. Nadie piensa en lo importante que significa regalar un libro, es como ofrecer una ventana a la imaginación, es como abrir una puerta para acceder al conocimiento, ese conocimiento que nos hace tanta falta como sociedad. Te invita a la reflexión, al esparcimiento y también evita la ignorancia, madre de muchos males en la sociedad. Y no es nada aburrido leer como muchos piensan.

Recientememte me encontré un artículo en Internet titulado Regalos para lectores desconocidos, se los recomiendo y recuerden, mejor regalen un libro. Esta será la enntrega número 1:

Regalos para lectores desconocidos
Domingo, 12 de Diciembre de 2004(San Juan, Puerto Rico)


Revista Domingo presenta 23 escritores que comparten sus ideas para que, en los días de Navidad y Reyes Magos, más personas se atrevan a regalarles unos cuantos libros a sus familiares y amigos, todos -siempre- posibles lectores; bibliófilos desconocidos.

Juan Carlos Quiñones

Instrucciones para regalar un libro
Piensa en esto: cuando te regalan un libro te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un libro, feliz Navidad y esperamos que te dure porque es de buen título. No te regalan ese menudo manojo de páginas que te atarás a los ojos y expondrás en tu biblioteca. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, un nuevo pedazo frágil de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tus ojos como unos espejuelos escuálidos colgándose de tu nariz. Te regalan la necesidad de darle lectura todos los días, la obligación de darle lectura para que siga siendo un libro; te regalan la obsesión de atender la lista de los bestsellers en las vitrinas de las librerías, en el anuncio del NY Times Book Review, en www.amazon.com. Te regalan el miedo de no entenderlo, de que te roben el sentido, de que se moje y se despagine. Te regalan su título, y la seguridad de que es mejor que los otros, te regalan la tendencia a comparar tu libro con los demás. No te regalan un libro, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para las Navidades del libro. (Reescritura de Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj, de Julio Cortázar, en su centenario)

Sasha Stroman
He regalado All About Me. Es en inglés, pero es súper cool, porque es de preguntas que se supone que contestes acerca de tu vida, desde la niñez hasta ahora, preguntas acerca de tu familia, tus gustos, tus manías, tus sueños, tus fobias, tus amores, de todo. A los que se los he regalado les ha gustado mucho porque aprenden cosas de sí mismos que quizá ni sabían. Es bastante duro, porque te obliga a enfrentar la realidad de quién realmente eres y no quién crees que eres. Es divertido, y a la vez frikea un poco. Tienen la versión para parejas, All about us, y ése sí que es súper fuerte, porque están todas esas preguntas que nunca se han hecho.

Rafael Acevedo
Regalar es decir algo, quizás demasiado, sobre uno mismo. Entregar un libro es poner en manos de otro las palabras que uno quisiera recibir. Por eso a los conocidos los usamos como intermediarios y les regalamos esos libros capaces de mentirnos. “Toma esto que quisiera me devolvieras”. Echar mano del bestseller sería una vulgaridad, una forma simple del disfraz. No querer que se enteren de nada sobre ti. Sería Poemas humanos, de César Vallejo. Un libro demasiado humano como para no recibirse y entregarse con una cierta violencia. Y si fuera domingo... una Biblia.

Alberto Martínez Márquez
Regalaría La conjura de los necios de John Kennedy Toole. Es una antiépica moderna fascinante. Además, El guardador de rebaños de Alberto Caeiro/Fernando Pessoa, porque es un poemario deslumbrante, por sus profundas reflexiones de la experiencia humana. Por último, El imperialismo ecológico, de Alfred J. Crosby, libro clave para entender los procesos de conquista y colonización de las Américas.

Hjalmar Flax
Me parece, en general, una buena idea, pero en lo particular se complica pues tienes que considerar de quien lo recibirá lo siguiente: su edad, su nivel de escolaridad, sus intereses y sus gustos. Quizá lo mejor sea regalarle un “crédito” en una librería para que el niño, el adolescente, o el adulto escoja el que quiera. Para mí, los más importantes son los de referencia.

Mara Pastor
A mi papá, la persona a quien más libros obsequio, uno de Italo Calvino, por ejemplo: Si una tarde de invierno un viajero. Pienso en el destinatario, pero yerro: ésa no es la pregunta. A un desconocido le regalaría No todas las suecas son rubias, de Manuel Abreu, porque es barata, experimental, agresiva y está en el olvido, así que regalarla a ciegas me daría ese feeling equivalente a ser un náufrago y tirar una nota de auxilio en una botella, a ver si me rescatan.

José Liboy Erba
Te recomiendo que mires el catálogo del Instituto de Cultura. Date una visita farmacéutica por Librería Venus y chequea la girándula, donde hay mucha poesía traducida del inglés y el francés. Ese regalo es humilde. De aquí, el libro de cuentos Relatos insomnes de Ríos Robles o Caleidoscopio de Font Acevedo. En poesía, el libro de Kattia Chico (Efectos secundarios)

Continuará…