miércoles, octubre 20, 2004

NUESTRO PATRIMONIO HISTÓRICO : HURTO Y ABANDONO

En: Diario de Yucatán (20oct2004)

Gonzalo Navarrete Muñoz (Mérida, Yucatán). - Desde hace décadas se habla de sustracciones de las bibliotecas y archivos públicos. Los rumores, desde los más antiguos hasta los más recientes, involucran a intelectuales distinguidos. No ha faltado quien hable de grandes beneficios económicos logrados con el tráfico ruin de la historia de nuestro pueblo. Sin embargo, poco o nada se ha hecho en términos formales para esclarecer la verdad y consignar a los responsables.

Existen indicios: copias fotostáticas de libros o documentos que llevan el sello de alguna biblioteca o archivo públicos, pero cuyo original no se encuentra en el lugar de procedencia; documentos que aparecen citados por investigadores extranjeros que se encuentran en universidades norteamericanas y que estuvieron en los archivos públicos de Yucatán. Se habla del testimonio de algunos empleados y funcionarios en el sentido de que cajas de documentos fueron desalojadas de tal o cual local para ser llevadas a otro sin que mediara el inventario correspondiente.

Ninguna justificación
Algunos creen que la falta de registros detallados puede cobijar los atracos, empero, existen otros elementos probatorios para realizar una investigación seria si es que realmente se quiere. En el mismo sitio de oprobio y de vergüenza donde deben quedar inscritos los nombres de los saqueadores habría que apuntar los de los compradores y de los funcionarios que por indolencia, ignorancia o mala fe han permitido estas atrocidades.

En Yucatán, desde hace algunos años, se ha confundido la cultura con el espectáculo. Al margen de otras reflexiones existen razones políticas para esta insensata suplantación: el espectáculo, aunque efímero, tiene efecto inmediato y es, por lo tanto, políticamente más redituable.

Esta situación pudo haber traído como consecuencia un desprecio por las bibliotecas y archivos. Han sido rescatados teatros y otros espacios significativos que se destinan a ciertas actividades de corte cultural, en cambio nuestras bibliotecas y archivos siguen sin modernizarse.
Carecemos de una biblioteca respetable, moderna y digna. Los organismos internacionales han definido con claridad la labor de todo instituto de cultura: formar recursos humanos, preservar el patrimonio y difundir la cultura.


Los institutos de cultura no son organismos de entretenimiento. Quizás en estas circunstancias algunos encontraron la posibilidad de darle otro destino a los libros y documentos, aunque esto implicara la comisión de un delito y la afrenta a todo un pueblo.
Se precisa un reparo, tan grave como el hurto es el abandono. Salvo en la biblioteca Carlos R. Menéndez, no existen ya copias de los periódicos de las dos primeras décadas del siglo XX, o están en condiciones imposibles; no existen ni en la hemeroteca ni en Fondo Reservado del Centro de Investigación Histórica de Yucatán. Por esa misma ruta de perdición van otros años y otras publicaciones.

Modernización
Son de celebrarse las medidas severas de control, pero serán ineficientes y finalmente ridículas si no se inicia a la brevedad posible un trabajo para digitalizar algunos archivos y libros.
Este esfuerzo protegería lo poco que nos queda y facilitaría la custodia de los originales que podrían estar reservados, como lo están en muchos archivos y bibliotecas del mundo. Me parece que la situación es alarmante y nada se está haciendo para detenerla y para el rescate de lo dañado.
Dentro de algunos años nos encontraremos con una realidad dramática y hablaremos, como ahora, de lo que en su momento no se hizo
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